Soy partidario de la sátira. Por razones extrañas el humor ha estado proscrito muchos años. Y es algo que no entiendo. La literatura siempre ha tenido un importante apoyo en el humor, lo tuvo en el Quijote, en la picaresca, en Diderot, en Voltaire. Luego en el XIX les dio por la literatura dramática. Pero el humor reaparece en el siglo XX con Kafka, Joyce, Bernhard. Y, con todo eso, aún queda el resabio de que el humor no es cosa de gran nivel. De modo que se abandona en manos del chiste chocarrero y de los humoristas profesionales. El humor más culto no se prodiga. Soy uno de sus pocos representantes.
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