viernes, 17 de octubre de 2008

Celebrada la primera reunión del nuevo curso y enlace sobre la feria de Fráncfort

Hemos cargado las pilas entre agosto y septiembre y la primera reunión del nuevo "curso" (en el sentido cronológico, porque en el club no se imparten clases, solo se comparten impresiones y opiniones) ha sido multitudinaria, larguísima y apasionada. Un lujo.

Por otro lado, en estas fechas se celebra la feria del libro de Fráncfort, la más importante desde el punto de vista del negocio editorial. Sergio Vila-Sanjuán cuenta en La Vanguardia que Uwe Tellkamp ha recibido un premio importante por una novela que retrata la vida de la burguesía culta en tiempos de la dictadura de la RDA; como en tantas ocasiones, la literatura se fija mucho en las situaciones de luces y sombras, más que en las de blanco y negro. También habla de varios contratos y anticipa que China, la gran potencia emergente, será la invitada de honor de 2009. Una cita:

En su año triunfal, China también ha tenido visibilidad en Frankfurt. Ayer se presentó como invitada de honor del año 2009. En 30 años China ha quintuplicado el número de sus editoriales oficiales (de 105 a 573). En el país se publican actualmente 230.000 títulos al año, con 6.400 millones de ejemplares de tirada. Aunque aún muy intervenido estatalmente tanto desde el punto de vista industrial como por la censura, el mundo del libro chino está abriendo sus puertas a la iniciativa privada. Lo hace, sin embargo, de una forma enrevesada, ya que el estado sólo se reconoce a sí mismo como editor, mientras que los editores privados figuran oficialmente como agentes literarios o empresas culturales. Y así consiguen producir unos 30.000 títulos anuales. En cualquier caso China constituye un universo libresco en plena expansión que puede convertirse en un actor importante en los últimos años.
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sábado, 11 de octubre de 2008

Ernest Hemingway



Después de un clásico de la novela española de posguerra, como Torrente Ballester, leeremos un clásico estadounidense de la primera mitad del siglo XX, de la gran generación de escritores que revolucionó el panorama literario internacional, junto con Dos Passos o Faulkner. De momento hemos elegido a Hemingway por ser el más accesible y (aunque no en este libro) el más próximo a España.

Hemingway, periodista y novelista, escribió muchos títulos que se han hecho famosos: Fiesta (1925), Adiós a las armas (1929), Por quién doblan las campanas (1940) y el que leeremos en esta ocasión: El viejo y el mar (1952). En 1954 recibió el premio Nobel.

El viejo y el mar narra la lucha de Santiago, un pescador cubano envejecido y pobre, con un enorme pez (similar a un pez espada). Se cuenta que se inspiró en un pescador de origen canario, llamado Goyo Fuentes. Suele decirse que es una lucha épica, en el sentido de durísima y a muerte: el pez morirá devorado por los tiburones, lo que sin duda no satisface a ninguna de las dos partes. (La épica, en su sentido estricto, es el género que va de la Iliada y la Odisea de Homero, a la Eneida latina, el Cid y el Roldán medievales y, ya menos conocidas, las imitaciones del Renacimiento.) De ahí la impresión de castigo del destino que puede provocar la novela y la enorme intensidad de su breve centenar de páginas.

Probablemente leamos más adelante otra historia breve de ambientación marina y un escritor más o menos coetáneo: La perla, de Steinbeck.

La reunión sobre Hemingway la celebraremos el jueves 6 de noviembre.
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viernes, 26 de septiembre de 2008

Novela y realismo

En una charla reciente con Antonio salió el tema del realismo y de la clase de personajes de los que se ocupa la novela. Hoy, casualmente, veo una nota de prensa que recoge una conversación con el filólogo Francisco Rico y aborda el mismo tema (con más detalle, claro, y con una perspectiva histórica más asociada a la literatura de los siglos de oro españoles).

"Desde los griegos, el objeto del artista es la realidad, pero no la que tenemos ante los ojos, sino la ideal". Los personajes, además, debían ser tratados según su condición social. A un personaje alto correspondía un estilo trágico. A uno bajo, uno cómico. Los pobres sólo podían protagonizar las comedias. "Contra eso llegan La Celestina, con personajes bajos que viven pasiones trágicas, el Lazarillo, que se burla de todo lo que no sea el pequeño mundo del protagonista, y El Quijote, que enfrenta la historia y la poesía". Para Rico, una frase de Victor Hugo resume el estado de la cuestión hasta entonces: "¿Cuándo se ha visto a un rey que pregunte 'qué hora es'?". Y añade: "Una palabra como jarro era impronunciable en un ambiente elevado. Y El Quijote está lleno de jarros".

Nota completa

martes, 23 de septiembre de 2008

La saga/fuga de J. B., de Gonzalo Torrente Ballester

En la entrada anterior os hablaba de Torrente Ballester en general; ahora quiero dejar un pasaje de su obra más innovadora y curiosa, la ya citada La saga/fuga de J. B.

Como veréis, el enfoque literario es muy distinto al de la novela clásica: aquí no hay aventuras ni hondura psicológica, sino (en este pasaje en concreto) una parodia tanto del ensayo literario como del género los poemas amorosos, y un juego rítmico estupendo, divertido, pero absurdo de raíz. Los límites de esta forma de escribir son claros, dado que la capacidad de sorpresa de todo lector es limitada; pero aun así, el libro vale la pena, es refrescante. Son las pp. 202-203 (edición de bolsillo de 1985).

En mi balada se cuentan los amores de un tornillo del doce y de una tuerca del siete. La diferencia de calibres hace imposible la plenitud del amor, a menos que uno de ellos se sacrifique, y, o se haga del siete el tornillo, o del doce la tuerca. La situación se expone en tres estrofas. La cuarta y la quinta contienen el comienzo de la disputa. Al empezar la sexta, la tuerca, a quien corresponde el uso de la palabra, repite el primer verso de la cuarta, con terquedad femenina, escasez de imaginación y pobreza dialéctica: y, entonces, ese primer verso arrastra los siguientes, y así se inicia el círculo infernal de la repetición indefinida, de modo que el poema carece, propiamente hablando, de conclusión, y el recitador puede seguir repitiendo las estrofas cuarta y quinta hasta cansarse. En lo cual veo yo, no sólo el índice de la amorosa tragedia del tornillo y la tuerca, sino secretas significaciones de la naturaleza más profunda, en orden, quizás, a la organización cíclica del universo. Contiene además el poema ciertos elementos paralelísticos:

Mátira cóscora látura cal
Torcalirete, Turpolireta,
Lámbita múrcula séxjula ram,
Turpolireta frindela mu gay.

Tórcolo mórmoro blésturo mor
Torcalirete, Turpolireta,
Sóculo mótulo vísculo son,
Torcalirete frindela mu yon.

Mátira múrcula séxjula vim
Torcalirete, Turpolireta,
Sóculo mórmoro látura pil,
Turpolireta gascunda mu lir.

«Lápilo glótulo mínulo tel,
Torcalirete, Turpolireta,
Nímulo rájulo tépilo vel»,
Turpalireta vigunda fri ben.

«Tínito péculo glótulo tu
Torcalirete, Turpolireta,
Rátulo cáncayo límulo su»,
Torcalirete gascunda fri gum.

«Lépilo glótulo mínulo tel,
Torcalirete, Turpolireta,
Nímulo rájulo tépilo vel»,
Turpalireta vigunda fri ben.

«Tínito péculo glótulo tu...
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Gonzalo Torrente Ballester

Gonzalo Torrente Ballester (1910-99; Wikipedia) es un escritor polifacético. Entre su obra, que no interrumpió en su larga vida, hay entre otros géneros teatro, textos de crítica literaria muy particulares e innovadores (El Quijote como juego) y novelas de corte muy variado.

Los gozos y las sombras (1957-62; Wikipedia) es su novela más conocida, pero la fama es caprichosa: lo fue sobre todo a partir de la adaptación televisiva. Es una obra clásica, muy extensa, en cierta manera parecida a las novelas del siglo XIX, como La Regenta, con gran interés por la profundidad psicológica. Sin embargo, el autor realizó también experimentos muy curiosos, que vale la pena leer, aunque en ningún caso son fáciles: quizá el más notable sea La saga/fuga de J. B. (1972). Es una obra caprichosa, rica de vocabulario, difícil de comprender, ante todo lúdica en su concepción y su estructura.

En el Club vamos a leer la
Crónica del rey pasmado, una novela burlona de la última época del autor, breve e irónica. Hubo adaptación cinematográfica: El rey pasmado, con Gabino Diego como Felipe IV.

La primera reunión posterior a las vacaciones será el jueves 16 de octubre, a partir de las 20.00, como de costumbre en la Biblioteca Municipal.
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lunes, 22 de septiembre de 2008

Jane Austen, Orgullo y prejuicio



En nuestro club también iremos dando cabida a algunos libros del siglo XIX, porque forman parte de la historia de la literatura que hallamos en las mesas de novedades más recientes. Si no leemos el pasado, podría ocurrir que valorásemos el acierto de meras copias como si se tratara de grandes obras originales. Aunque esto suena algo más grandilocuente de lo que es en realidad: nos interesa disfrutar de la lectura, no ser espadachines que hagan justicia.

Esta curiosidad nos llevó a cerrar el curso anterior con Orgullo y prejuicio, de Jane Austen. Aquí se produjo una división algo anticipada por Como agua para chocolate, pero más marcada aún: a casi todos los lectores varones que asistieron (el que esto escribe es la única excepción), les pareció un libro esencialmente aburrido y una traducción pesada. Por el contrario, a las lectoras del club, que por otro lado son mayoría, les dio para comentar y reír sin parar.

A mi juicio, Austen es sobre todo una maestra del retrato psicológico y la ironía, que selecciona muy bien su vocabulario para transmitir matices sobre la personalidad (algo que sin duda, no siempre se refleja bien en las traducciones). Junto con otras autoras, abrió una nueva esfera de atención para la novela, sin la cual probablemente no tendríamos la novela contemporánea tal como la conocemos. Existen varias adaptaciones cinematográficas de sus novelas, entre las que sobresale, quizá, Sentido y sensibilidad.
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miércoles, 10 de septiembre de 2008

Aída Berliavsky nos invita a conocer su libro

Una nota breve, a poco de reanudar la actividad, para deciros que Aída Berliavsky nos invita a conocer Dorón Benatar y el libro de los nombres muertos. Tenéis más información y la posibilidad de entablar diálogo con la autora en el blog del libro.
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sábado, 14 de junio de 2008

La obra maestra de Rafik Schami, por Javier Martín

Javier Martín habla en Babelia de "La obra maestra de Rafik Schami", a raíz de la última novela del escritor sirio-alemán, titulada El lado oscuro del amor.

"En cada una de mis novelas invierto mucho tiempo en encontrar la forma más adecuada para el tema. Pero mi espíritu es el mismo en todas ellas. Se trata de un mosaico compuesto por muchas teselas", explica el autor. En El lado oscuro del amor, este gusto del escritor por la diversidad narrativa alcanza el paroxismo argumental y estético. A lo largo de los 300 relatos que integran los 28 capítulos que componen los nueve libros en los que se divide la obra, el lector en ocasiones se siente sumergido en una de las grandes novelas hispanoamericanas, otras cree escuchar los ecos de la narrativa oral de las mil y una noches; los cuadros costumbristas del realismo europeo o el mejor tono de denuncia de la literatura de combate. "Cada tesela debe ser compacta y estar bien delimitada; la poesía emerge al unirlas, al combinar los colores", argumenta Schami.

Podéis leer la nota completa aquí.
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jueves, 5 de junio de 2008

El niño con el pijama de rayas, de John Boyne


Es posible que El niño con el pijama de rayas, de John Boyne, no sea una gran novela. Pero en general nos ha parecido eficaz y ha gustado. Quizá el problema esencial sea justamente que se trata de una novela, cuando hay tantos testimonios reales de gran calidad literaria y humana. Otro aspecto que se ha criticado (dentro de lo ya mencionado, conforme el libro gustó) era el de si la ingenuidad tan extrema resultaba un punto de vista creíble.

Hemos quedado de acuerdo en leer más libros sobre la que quizá fuera la mayor barbaridad del siglo XX (aunque el siglo no se quedó corto en cometerlas). Por un lado, yo he recomendado Vida y destino, del ruso Vasili Grossmann, demasiado extenso para nuestras lecturas colectivas, pero muy importante como testimonio e impresionante como obra literaria. Quizá leamos El pianista en el gueto de Varsovia, de Wladyslaw Szpilman, o Sin destino, de Imre Kertesz, además del inolvidable Diario de Anna Frank.

lunes, 12 de mayo de 2008

Como agua para chocolate



Se ha celebrado la reunión de Como agua para chocolate. Como si de una pequeña venganza antimachista se tratara, por una suma de circunstancias ha sido la primera vez que, en buena parte de la reunión, solo había mujeres. (Nuestro club es relativamente excepcional por el hecho de que, a veces, cerca de la mitad de participantes son hombres.) El libro ha gustado y ha dado pie a comentar un sinfín de anécdotas sobre las relaciones personales y de hombres y mujeres. Hemos llegado al doble convencimiento de que la situación de la mujer ha mejorado, pero no tanto como debería.

Nuestra próxima lectura trata un tema más serio: el Holocausto. Empezaremos con un libro asequible y, aunque triste, no tan deprimente como 1984: se trata de El niño con el pijama de rayas, de John Boyne, que ha sido un éxito comercial desde su lanzamiento.

domingo, 11 de mayo de 2008

Los libros vienen del hipermercado

Xavi Ayén comenta en La Vanguardia un fenómeno previsto hacía tiempo, que no hace sino crecer, pero solo ahora se ha confirmado de modo matemático: los hipermercados (Carrefour, Alcampo, Eroski...) son ya el segundo gran vendedor de libros de España, por detrás de la librería tradicional, pero ahora por delante de las cadenas (Fnac, Casa del Libro) o los grandes almacenes (El Corte Inglés).

¿Qué atención se presta en los distintos puntos de venta a los libros de editoriales interesantes, pero pequeñas? Es una pregunta importante, porque de su respuesta depende que en el futuro tengamos una oferta más amplia o más reducida. Y la segunda posibilidad es muy negra: una reducción en la oferta de libros diversos es una pérdida inmediata de libertad, que además nos hace más manipulables.

sábado, 26 de abril de 2008

Más notas sobre Ruiz Zafón

Como éxito extraordinario de ventas, Ruiz Zafón da mucho que hablar. Y de todos los colores, incluidas las paradojas del mundo editorial (como superventas caros en época de, por lo menos, percepción de crisis grave). Iré recogiendo aquí las reseñas que vaya encontrando.

domingo, 20 de abril de 2008

La explosión de los clubes de lectura (breve)

Xavi Ayén habla sobre "la explosión de los clubes de lectura" en este artículo.

sábado, 19 de abril de 2008

Éxito y calidad: una lectura maliciosa de Arcadi Espada

El periodista Arcadi Espada se ha ensañado a gusto con la segunda parte de La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón. Más allá de la típica pose del intelectual sobrado que desprecia la cultura de masas, interesa leer su nota porque cita ejemplos concretos y los comenta (algo que es menos frecuente: por lo general, el desprecio no se razona ni ejemplifica con detalle). Eso nos lleva a preguntas curiosas: ¿Puede ser bueno un libro mal escrito, como mínimo, en determinados pasajes? Porque La sombra del viento ha funcionado muy bien con muchos lectores. ¿Un libro que gusta tanto, puede de verdad ser malo? Dejo las preguntas abiertas, ya hablaremos de ellas.

Solo añado mi recomendación personal: muchos de los elementos de La sombra... vienen de La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza, libro que, a poder ser, leeremos más adelante.

La nota de Espada:

El Magazine del periódico publica un adelanto de la nueva novela de Ruiz Zafón. Este escritor es un caso serio: al parecer vendió diez millones de ejemplares de su anterior obra, La sombra del viento. Diez millones por 14,5 euros son 145 millones de euros. Es mucho movimiento.
Desconozco las razones del éxito de Ruiz Zafón. Supongo que tendrán que ver con la escritura, aunque no sé bien en qué sentido. He leído la presentación que hace en el periódico de su próxima novela y su prosa es muy escolar, aunque vete a saber tú cómo está ahora la escuela. Respecto a la escritura, sin embargo, mucho más interesante y significativo es el fragmento de la nueva novela que publica el Magazine:

"Una madrugada desperté de golpe sacudido por mi padre, que volvía de trabajar antes de tiempo. Tenía los ojos inyectados en sangre y el aliento le olía a aguardiente. Le miré aterrorizado y el palpó con los dedos la bombilla desnuda que colgaba de un cable.
--Está caliente.
Me clavó los ojos y lanzó la bombilla con rabia contra la pared. Estalló en mil pedazos de cristal que me cayeron en la cara pero no me atreví a apartarlos."
Etcétera. Es realmente malo. Pésimo. Siete líneas. Palpó con los dedos, declara. Las bombillas son de cristal, descubre. "Mil pedazos". "Clavó los ojos". "Inyectados en sangre". Y estos poderes del muchacho que en una habitación a oscuras ve en los ojos de su padre hasta las venillas. La cuestión principal no es que Ruiz Zafón sea un hórrido escritor. En los negocios esto no es importante. La cuestión principal atañe a sus editores: que después de haberse embolsado alrededor de 70 millones de euros con su primer libro no le hayan comprado al pobre Ruiz Zafón un equipo de correctores o al menos un programa informático de nivel medio. La dejadez editorial (que lo hayan abandonado con sus innumerables anacolutos y sus gozosos problemas de raccord) es lo realmente sorprendente. A menos que la dejadez no sea causa, precisamente, del éxito.
Buenos días.


Nota: El anacoluto es un defecto de estilo, por el que una frase queda mal construida. Por ejemplo, como decimos a veces, al hablar: "Yo me gusta el chocolate".

miércoles, 16 de abril de 2008

Buenos escritores, malas personas

Leemos porque nos atraen los libros: lo que nos cuentan, cómo nos lo cuentan. Pero a veces, detrás de libros imprescindibles en la historia literaria de nuestro siglo, hay personas cuya catadura moral deja mucho que desear. El tema es viejo: Céline, un escritor francés muy apreciado en su tiempo, era pronazi. Ahora ha vuelto a salir a la actualidad a propósito de una biografía de V. S. Naipaul: ¿El genio literario es un monstruo moral?

jueves, 10 de abril de 2008

Reunión a propósito de 1984, de George Orwell



Hemos celebrado la reunión sobre 1984. Pese a que en general hemos coincidido en que es un libro complejo, denso y poco agradable por su temática, su final e incluso la machacona concepción literaria de esta antiutopía, no éramos menos que de costumbre. Ha dado mucho que hablar, sobre todo de las opresiones totalitarias, tanto de las más crudas (nazismo, stalinismo) como de las más disfrazadas (caza de brujas, delaciones, política del miedo). Algunos lectores se han sorprendido de que, a pesar de toda la lucha, el libro terminara mal, dado que en general los libros suelen recompensar de un modo u otro el esfuerzo de los personajes; pero es justo uno de los rasgos propios de una antiutopía escrita en un momento muy difícil de la civilización occidental, al poco de concluir la segunda guerra mundial, con la división del mundo en dos bloques y la amenaza de una tercera, y un cúmulo de desilusiones por la triste realidad de muchos movimientos sociales que habían parecido idealistas y eran en el fondo otra lucha más por el poder. Un libro que sin duda no alegra el día, pero que importa leer para comprender mejor el mundo en el que vivimos.

Con el próximo libro lloraremos de un modo muy distinto: leemos Como agua para chocolate, de Laura Esquivel.

miércoles, 9 de abril de 2008

El último cuentacuentos de Damasco, por Tomás Alcoverro

El periodista Tomás Alcoverro, desde Damasco, escribe una nota que habla de lo mismo que el libro de Rafik Schami que tan buen sabor de boca nos dejó: Narradores de la noche. Copio de La Vanguardia:

"Venga después de la oración del magrib si quiere escuchar al hakauati", me dicen. El café junto a las escaleras de la callecita Al Nafura, bajo el alminar de Yahia de la gran mezquita de los Omeyas, y cerca de la puerta del zoco Al Arqadiya, está lleno de parroquianos, sentados en las sillas de enea de su pequeña y animada terraza. Saboreando las tazas de té, fumando con indolencia el narguile o pipa de agua, se distraen con el ir y venir de transeúntes árabes, de turistas extranjeros, que suben y bajan las escaleras de esta calle de vetustas casas damascenas y alegres emparrados.

Poco después que los almuédanos de las mezquitas, al unísono, entonen la llamada a la plegaria del magrib, a la hora del crepúsculo, llega el hakauati o narrador de cuentos tradicional. Se llama Rashid el Qalaq, Abu Shadi, tiene 60 años y se presenta como el último hakauati de Damasco.

En el interior del café, hay un pequeño estrado con una silla con incrustaciones de nácar y un trípode de latón. El narrador, vestido con unos anchos pantalones negros, o zaragüelles, ceñidos con una faja gris, y tocado con el fez rojo o tarbusch del tiempo de los otomanos. Al subir al estrado abre un libro de sobadas tapas y empieza a leer. Entre los parroquianos hay funcionarios, estudiantes, un público aficionado y curiosos turistas. En el abovedado café, con relamidos cuadros de paisajes y una fotografía de la gran cantante egipcia Um Kalsum, se ve un aparato de televisión apagado. En Beirut no quedan narradores de cuentos como los que durante décadas habían hecho las delicias de públicos populares. En el barrio musulmán de Basta de Beirut aún había asistido al final de los años setenta a alguna de sus actuaciones.

Abu Shadi va leyendo lentamente ya sea una historia de la época de los mamelucos ya sea actual; casi siempre relatos de intrigas y penas amorosas, o de apasionadas aventuras. A veces con una vieja espada golpea la mesita de latón para provocar un efecto teatral o llamar la atención de los parroquianos. De vez en cuando dramatiza modulando las voces distintas de los personajes, profiriendo exclamaciones, elevando sus manos hacia el techo del café, lleno de humo. En ocasiones interrumpe la lectura si los parroquianos hablan en voz alta o se enzarzan en interminables diálogos a través de los móviles, tan populares en Siria. Los camareros van y tienen sirviendo las tacitas de té o los refrescos y un muchacho limpiabotas descalza a los clientes para dar brillo a sus zapatos en la calle.

La parroquia escucha, ríe a veces, aplaude un pasaje al identificarse con algún personaje de la narración, permanece silenciosa amedida que se acerca el desenlace. El hakauati maneja con destreza el relato y, a menudo, deja en suspenso el final del cuento hasta el siguiente capítulo.

Los hakauatis se esforzaban por contar historias cada vez más apasionantes y, si con frecuencia eran superficiales o teatrales, sabían cómo empezarlas, interrumpirlas o concluirlas. La televisión no ha podido acabar completamente con esta tradición.

Pero ¿cuánto tiempo seguirá habiendo hakauatis? Al terminar la lectura Abu Shadi desciende del estrado y, dejando los viejos libros y la espada sobre la silla, se quita el fez. Un camarero ha pasado una bandeja en la que los parroquianos han dejado sus propinas. "Los hakauatis se extinguen –me dice– porque ganan muy poco. No crea usted que este dinero recaudado es todo para mí".


domingo, 30 de marzo de 2008

"Eduardo Mendoza, humor satiricón", por José María Pozuelo Yvancos

Con la publicación de la última novela de Mendoza, es fácil encontrar críticas y entrevistas. Por ejemplo, esta conversación con Savater en Babelia. Copio aquí una reseña del filólogo y crítico Pozuelo Yvancos, publicada en ABCD.

Pocas alianzas dan mejor resultado en literatura que el humor y la inteligencia, si es que no son contiguos. Pero ocurre que el humor, que estuvo ligado a la literatura clásica como un ingrediente fuerte de su escritura narrativa (pensemos en el Satiricón de Petronio o El buscón de Quevedo), poco a poco ha ido alejándose de la novela, para venir a refugiarse en otros géneros.

Si se repasa la producción novelística española de los últimos veinte años, pocas novelas memorables vienen a la cabeza que lo hayan tenido como ingrediente fundamental. Lo fue en el Luis Mateo Díez de La fuente de la edad, y lo está siendo en Mendoza, autor de su misma generación, puesto que son varias las novelas humorísticas que ha escrito, hasta configurar la cómica una veta fundamental de su imaginario, al menos desde la estupenda Sin noticias de Gurb (1991). Y cito ese antecedente porque en El asombroso viaje de Pomponio Flato vuelve Mendoza a la calidad mostrada en aquel libro, que otros intentos posteriores no habían alcanzado. De hecho, considero que esta última novela se contará entre las mejores de las suyas. Como la de Luis Mateo Díez, la de Mendoza arranca de la búsqueda de una fuente milagrosa.

En la época de Augusto. He citado el Satiricón de Petronio porque es la novela con la que más dialoga. Lo hace por un lado en su sátira de las costumbres. Aparece, por ejemplo, un trasunto de Trimalción, en la persona del rico Epulón, que comparte con el personaje de Petronio el haberse enriquecido con la especulación urbanística con tintes políticos (¡oh, tiempos, oh, costumbres de siempre!). También coinciden en la ambientación de época, puesto que ambas están situadas en el Imperio Romano, en la época fundacional de Augusto. La variación es que en la de Mendoza la acción transcurre en Nazaret y junto al protagonista, Pomponio Flato, un curioso patricio romano, filólogo y filósofo naturalista, aparecen los personajes de los Evangelios, cuyas historias son traídas a esta novela como fondo recreado en muchas de sus anécdotas.

Vemos a Herodes, al rico Epulón y al pobre Lázaro, que comía las migajas de su mesa; vemos a Barrabás antes de ser tal, cuando se llamaba Teo Balas; y a los escribas y fariseos. Y por supuesto, a María, José y el joven Jesús, quien cobra la dimensión de ayudante de Pomponio en la investigación del crimen del rico Epulón, del que ha resultado acusado José el Carpintero, su padre putativo.

Mitos fundadores. En tan breve resumen, se ve que el hilo conductor de la novela de Mendoza es una trama de novela criminal, puesto que se trata de una investigación llevada por tan singular pareja. De manera que la novela se comporta como un eficaz dispositivo de intriga, pero no agota en ello su interés, ni mucho menos. Lo más interesante de ella me ha parecido la manera de integrar la cultura en la trama. Como quien no quiere la cosa, esta novela es una parodia de los mitos fundadores de la cultura occidental, en una mezcla que va desde lo griego-romano a lo palestino-judío.

La parodia de Mendoza está llena de lugares que el lector conoce porque forman parte de su propia mitología. Solo que convocados de modo antiheroico. En el Belén que de niños montábamos, junto a la Sagrada Familia, los Reyes Magos, las lavanderas, aguadores o pastores, era inevitable también la figurilla del hombre cagando, que de modo no casual ubica Mendoza en la página 74 de su novela, tras haber hecho un tópico repaso de las otras consabidas.

La clave fundamental de la obra reside en una lectura inteligente, irónica y agnóstica sobre la construcción de los imaginarios míticos, que se ven aquí sometidos a un código de reducción enormemente sagaz, en el que predomina la ironía sobre la caricatura, si bien constituyendo ambos nutrientes parejos de la novela. Por cierto que, como Bajtin demostró, lo carnavalesco y la sátira menipea eran estirpes fundadoras de la tradición novelística europea. Mendoza los recupera con una mezcla de humor en el que conviven lo popular y sus hábitos carnavalescos con la parodia culta, ya que las referencias históricas (también las pseudo) y, sobre todo, literarias son una constante. Conviven mitos grecolatinos (Orfeo, Ulises, Alcetis) y dioses (el rubicundo Apolo, la Aurora de rosados dedos) con mitos contemporáneos, porque hasta Ben-Hur aparece, gran aficionado a la carreras de cuádrigas, y la fundamental mitología que ha configurado el imaginario cristiano.

Un singular belén. Encontramos guiños paródicos constantes en el lenguaje, lo mismo por el uso de los nombres, comenzando por el problema de incontinencia que persigue a Pomponio Flato, hasta en cien situaciones ridículas. Finalmente todos vienen a ocupar su lugar en este singular belén de Mendoza.

Junto a la risa, arrancada lo mismo del ingenioso juego verbal que de las anécdotas hilarantes (por ejemplo, Publio en el caldarium o la negociación con Lázaro), hay reflexiones estoicas sobre la vanidad de las aspiraciones, sobre los sueños y quimeras, o la ambición como nutriente de la conducta humana.

Como en los buenos cervantinos (Mendoza es el que mejor sigue a Cervantes en el instinto paródico), se hace aquí literatura sobre la literatura pseudohistórica actual y sus tramas concentradas en enigmas ocultos. Late en el fondo, como se ve en la reflexión final del protagonista, la pregunta sobre la manera en que la cultura se comporta como una sabia sucesión de mitos que se han ido montando sobre los anteriores, a la búsqueda del sentido, del elixir que proporcione esa desconocida inmortalidad frente a la que se enfrenta, inteligente, escéptica y sardónica, la sonrisa de Eduardo Mendoza.

lunes, 24 de marzo de 2008

George Orwell, 1984

George Orwell (1903-1950) fue un escritor y periodista británico, especialmente conocido por sus novelas antitotalitarias: 1984 y Rebelión en la granja. Son novelas que marcaron el pensamiento del siglo XX en torno de las dictaduras, con imágenes todavía hoy muy conocidas y vigentes, como la del ojo que todo lo vigila (Big Brother is watching you, El Gran Hermano te vigila). Con el uso cada vez más extendido de cámaras de vigilancia, en los bancos, pero también en las calles de muchas ciudades, puede decirse que son novelas cuya inspiración se ha visto confirmada por la realidad.

Más en concreto, 1984 forma parte del género de las antiutopías o distopías: una utopía negativa. Utopía es una palabra de origen griego que se refiere a un lugar que no existe y suele describir un mundo ideal. La usaba en el Renacimiento Tomás Moro (Wikipedia), cuando se desarrolló asimismo la idea de la Arcadia pastoril; un libro tan conocido como Los viajes de Gulliver juega con varios mundos utópicos y falsamente utópicos, sobre todo en las secciones finales del libro, con los yahoos y los houyhnhnm (caballos racionales). El género cobra especial auge con el socialismo del siglo XIX, en el que hay toda una rama de escritores utópicos, que imaginaron diversos falansterios o icarias. En el siglo XX, otra distopía muy famosa es Un mundo feliz, de Aldous Huxley (Wikipedia). Hay que recordar que Orwell escribe justo después de la segunda guerra mundial; 1984 se sitúa, por lo tanto, en el futuro (no en el pasado, como puede parecer hoy).

Uno de los conceptos más fructíferos del libro es el de la neolengua (newspeak). Pero en general, hay un gran trabajo literario en la creación de nombres que transmiten el clima irrespirable de la novela: las Casas de la Victoria (y los Cigarrillos o la Ginebra de la Victoria), los Dos Minutos de Odio y la Semana del Odio, la Policía del Pensamiento...

Se decía que el Ministerio de la Verdad tenía tres mil habitaciones sobre el nivel del suelo y las correspondientes ramificaciones en el subsuelo. En Londres sólo había otros tres edificios del mismo aspecto y tamaño. Éstos aplastaban de tal manera la arquitectura de los alrededores que desde el techo de las Casas de la Victoria se podían distinguir, a la vez, los cuatro edificios. En ellos estaban instalados los cuatro Ministerios entre los cuales se dividía todo el sistema gubernamental. El Ministerio de la Verdad (Miniver, en neolengua), que se dedicaba a las noticias, a los espectáculos, la educación y las bellas artes. El Ministerio de la Paz (Minipax), para los asuntos de guerra. El Ministerio del Amor (Minimor), encargado de mantener la ley y el orden. Y el Ministerio de la Abundancia (Minindancia), al que correspondían los asuntos económicos.
(Destino, col. Áncora y Delfín, n.º 968, p. 12)

domingo, 23 de marzo de 2008

El blog cumple un año


Este blog ha cumplido un año: nació junto con la primavera de 2007. Estos son los libros que hemos leído hasta ahora, pero... ¡pensamos leer muchos más! Desde otros grupos de lectura u otros lectores, ¿qué nos recomendáis?

sábado, 22 de marzo de 2008

Entrevista con Eduardo Mendoza

Dice Eduardo Mendoza:

Soy partidario de la sátira. Por razones extrañas el humor ha estado proscrito muchos años. Y es algo que no entiendo. La literatura siempre ha tenido un importante apoyo en el humor, lo tuvo en el Quijote, en la picaresca, en Diderot, en Voltaire. Luego en el XIX les dio por la literatura dramática. Pero el humor reaparece en el siglo XX con Kafka, Joyce, Bernhard. Y, con todo eso, aún queda el resabio de que el humor no es cosa de gran nivel. De modo que se abandona en manos del chiste chocarrero y de los humoristas profesionales. El humor más culto no se prodiga. Soy uno de sus pocos representantes.

Ver la entrevista completa

jueves, 20 de marzo de 2008

Dos guías de lectura sobre Eduardo Mendoza

Os dejo el enlace a dos guías de lectura sobre Eduardo Mendoza, preparadas por la biblioteca de Huelva: La aventura del tocador de señoras y El laberinto de las aceitunas.

lunes, 10 de marzo de 2008

Eduardo Mendoza




Eduardo Mendoza es un escritor polifacético: autor de novelas complejas, como La verdad sobre el caso Savolta, que en 1975 acertó a refrescar las técnicas narrativas de la literatura española; de novelas extensas y ambiciosas, como La ciudad de los prodigios, que recoge todo un periodo de la vida de Barcelona y ha sido la influencia más clara de libros superventas como La sombra del viento; de una obra de teatro, Restauración; y de muchos juegos literarios más o menos lúdicos, desde la brevísima y desternillante Sin noticias de Gurb a las bromas detectivescas y bastante escatológicas de El misterio de la cripta embrujada o El laberinto de las aceitunas, versión moderna de la tradición de la picaresca (Lazarillo de Tormes, el Buscón). Ha sido durante muchos años traductor de la ONU y también profesor universitario de Traducción.

En este enlace, o pulsando en la imagen, encontraréis la página oficial del autor.

Más adelante, es posible que leamos La ciudad de los prodigios. Para el que esto escribe, al menos, es una novela extraordinaria, amena y compleja.

domingo, 9 de marzo de 2008

Escapada, de Justo Navarro

.

ESCAPADA

Mira: de pronto en los objetos
más próximos hay fiebre: los tensa como cables.
Son mensajes escuetos
de un papel blanco, inescrutables.

Una luz lisa fosforece
en el aire naranja de la gasolinera.
Es un arpón: si crece,
te perfora los ojos. Cera

fundida: fluye el mediodía.
La muerte nos conmueve con sus sombras chinescas.
morderá su jauría
las nerviaciones de las frescas

hojas de nuestra sangre: claros
perseguidores turbios sin alarma ni faros.

.

(De Los nadadores, recogido en Poesía española, 10, ed. Miguel García Posada, Crítica, Barcelona, 1996)

Elogio del 'best seller', por Justo Navarro

Justo Navarro, poeta, novelista y traductor, ha escrito un elogio a contracorriente: el "Elogio del 'best seller'". En nuestro grupo de lectura leemos, por lo general, libros que han encontrado eco pero que cumplen, además, la condición de estar bien escritos. Pero ¿qué es bien escrito? Si un libro llega a tres millones de personas, ¿de verdad se puede decir que está mal escrito? Os dejo la reflexión, publicada originalmente en Babelia, el suplemento cultural de El País:

Hay libros que encantan a mucha gente, y se les llama best sellers, aunque su rasgo esencial quizá sea que permiten a muchos hablar de la misma historia durante el mismo tiempo, contar y comentar el mismo cuento. En estos casos, la pareja que forman el autor y el lector se expande, la intimidad de la lectura se amplía masiva y prodigiosamente. Son lecturas e historias de alcance universal. Imaginemos, con Ken Follett, el robo de un virus mortal en un laboratorio, y mezclémoslo en el tubo de ensayo novelesco con una intriga amorosa, entre la Navidad y la nieve, la reunión familiar y el gansterismo, amenazados por una irreparable contaminación colectiva. O sigamos a Antonio Skármeta en su descubrimiento de la amistad entre un muchacho, cartero, y el viejo poeta, Neruda, que conoce el poder de las palabras para conseguir una novia y para combatir el mal.

Lo más íntimo se funde con aventuras de crímenes y religiones y ciencias enloquecidas. Hay mundos privados y públicos en peligro, catástrofes personales y universales, héroes de la antigüedad y de la inmediata realidad diaria. Michael Crichton fantasea a propósito del cambio climático como si se tratara del renacimiento de los dinosaurios, mientras Helen Fielding y Olivia Goldsmith nos identifican con mujeres humorísticamente irritadas y jamás rendidas. Isabel Allende prueba que la memoria es emocionante, y sus heroínas tienen la fortaleza necesaria para cargar con el pasado de los hombres. El espía Bourne, de Robert Ludlum, es un caso de amnesia, pero lleva el pasado injerto en el cuerpo bajo forma de microfilme. La actualidad y la antigüedad caben en la misma habitación: el África de John Le Carré y la China vista con ojos romanos del siglo III de Valerio Massimo Manfredi. Pasado y presente son una sola fábula, y Julia Navarro cuenta una historia en la que se reúnen el bíblico Abraham, los campos de concentración nazis, la guerra de Irak, la arqueología y el tráfico de obras de arte.

Lo fantástico se supone realidad, y al revés. Robert Louis Stevenson decía que, cuando en una novela encontraba algo verdaderamente increíble, lo creía inmediatamente real. Pero estamos hablando de amor, lealtad, traición, venganza y redención. Hablamos del destino, en este momento y siempre. Rememoramos un pasado catastrófico que, superado o enterrado, nos encaminó hacia un futuro catastrófico que posiblemente también merezca salvación. Las historias de estos libros, compartidas por muchos, se salen de las páginas, se transforman en cine, televisión, música, programas turísticos, videojuegos, modas, vida.

Una lectora me decía que contar juntos el mismo cuento se parece a cantar juntos en un estadio. El premio Nobel de literatura Orham Pamuk se limita a recorrer su ciudad, Estambul, la vieja Constantinopla, hecha intimidad y memoria, para ir separando los estratos de las ruinas históricas y del recuerdo personal. También en las historias de estos libros multitudinarios encontramos estratos de todas las fábulas que nos hemos transmitido desde siempre para entendernos con el mundo.

viernes, 15 de febrero de 2008

Los libros que hemos leído, estamos leyendo o quisiéramos leer

En 2010:

33. Los hombres que no amaban a las mujeres, de Stieg Larsson
32. Muerte accidental de un anarquista, de Darío Fo
31. La metamorfosis, de Franz Kafka
30. La bodega, de Noah Gordon
29. No hay ladrón que por bien no venga, de Darío Fo
28. Rabos de lagartija, de Juan Marsé
27. Firmin, de Sam Savage

En 2009:

26. La lluvia amarilla, de Julio Llamazares
25. Los santos inocentes, de Miguel Delibes (ed. comentada en Clásicos y Modernos, de Crítica)
24. Seda, de Alessandro Baricco
23. Eloísa está debajo de un almendro, de Enrique Jardiel Poncela
22. Caperucita en Manhattan, de Carmen Martín Gaite
21. El barón rampante, de Ítalo Calvino
20. La perla, de John Steinbeck
19. El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon
18. La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza
17. Réquiem por un campesino español, de Ramón J. Sender

En 2008:

16. El pintor de batallas, de Arturo Pérez Reverte
15. El viejo y el mar, de Ernest Hemingway
14. Crónica del rey pasmado, de Gonzalo Torrente Ballester
13. Orgullo y prejuicio, de Jane Austen
12. El niño con el pijama de rayas, de John Boyne
11. Como agua para chocolate, de Laura Esquivel
10. 1984, de George Orwell
9. Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza
8. La niebla y la doncella, de Lorenzo Silva
7. Ruleta rusa, de Pere Calders

En 2007:

6. Historia de una maestra, de Josefina Aldecoa
5. Noticia de un secuestro, de Gabriel García Márquez
4. El cartero de Neruda, de Antonio Skármeta
3. Narradores de la noche, de Rafik Schami
2. El perfume, de Patrick Süskind
1. El viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda

Quizá leamos:
  • Alguna obra de teatro de Oscar Wilde
  • Historia de una escalera o alguna otra obra de Buero Vallejo
  • Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda 
  • Odas elementales, de Pablo Neruda
  • La Mona Risa: los mejores relatos de humor, ed. Luis M. Pescetti
  • Alfanhuí, de Rafael Sánchez Ferlosio
  • La voz dormida, de Dulce Chacón
  • Novela de ajedrez, de Stephan Zweig
  • Relatos de lo inesperado, de Roald Dahl
  • La mujer justa, de Sándor Márai
  • Muerte en La Fenice, de Donna Leon
  • Asesinos sin rostro, de Henning Mankell
  • Los hombres que no amaban a las mujeres, de Stieg Larsson
  • Corazón de tinta, de Cornelia Funke
  • Coraline, de Neil Gaiman
  • El dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy
  • El club de la buena estrella, de Amy Tan
Otros libros que leeremos, si podemos disponer de ellos en el circuito regional, o que vamos leyendo individualmente:
  • Capitán de mar y guerra, de Patrick O'Brian
  • Alguna novela de Álvaro Cunqueiro
  • El sueño de Venecia, de Paloma Díaz-Mas
  • La visita de la vieja dama, de Friedrich Dürrenmatt (teatro)
  • El conde Lucanor, del infante Don Juan Manuel (ed. Odres Nuevos, de Castalia)

sábado, 2 de febrero de 2008

21 de febrero, La niebla y la doncella, de Lorenzo Silva

El próximo jueves 21 de febrero hablaremos de una novela policiaca: La niebla y la doncella, de Lorenzo Silva. Forma parte de una serie protagonizada por dos guardias civiles: Rubén Bevilacqua (Vila) y Virginia Chamorro. Vila es de mediana edad y tiene formación previa como psicólogo; Virgi, o Chamorro, exhibe más interés en la ciencia (sobre todo, en las Matemáticas) y es también algo más joven. Alguna novela de la pareja, como El alquimista impaciente, ha sido llevada al cine (en una versión que, personalmente, me pareció correcta).

En Albacete contamos con un club de lectura especializado en la literatura "de género", como la fantasía, el terror, y también la novela negra: El grito. También hay bibliotecas con fondo especializado, como La Bòbila, en L'Hospitalet y Esplugues, que organiza asimismo un club de lectura y tiene como espacio abierto un blog. Existen igualmente librerías especializadas, como Negra y Criminal, en Barcelona (que también tiene blog). Y por ir cerrando esta primera tanda de enlaces, no puede faltar la famosa Semana Negra de Gijón. Barcelona también tiene una Semana Negra, de la que se habla brevemente en este artículo de prensa, con apuntes de reflexiones de Giménez-Bartlett o Andreu Martín.

Que lo disfrutéis, aunque... yo vigilaría bien a quién confiáis vuestras deducciones. ;^)

(Como curiosidad, he subido una portada francesa. Aunque tampoco es un ejercicio de sutileza y prefiere quedarse con "la doncella", sin más matices.)

viernes, 1 de febrero de 2008

Primera sesión del club en 2008


Ayer jueves, 31 de Enero, se celebró la primera sesión del club de lectura de adultos en 2008. Comenzamos con una antología de cuentos de Pere Calders, cuentista catalán del siglo pasado de reconocido prestigio. Gonzalo, el coordinador, entregó un breve resumen para ayudar a recordar cada uno de los cuentos, que también utilizó para comentarlos en orden, uno por uno.

Hubo comentarios de todo tipo. Como era de esperar unos cuentos gustaron más que otros, y los que gustaban a unos no siempre gustaban a otros. En lo que si que se coincidía era en la calidad literaria de los textos y en el excelente manejo que el autor hace del lenguaje.

viernes, 18 de enero de 2008

Breve resumen de algunos cuentos

Como cuesta retener en la memoria 28 cuentos, añado unos breves resúmenes argumentales, que nos sirvan de cañamazo para la conversación. Pero tampoco es un problema no recordar bien los cuentos; podemos hablar de los que nos hayan dejado más huella a cada uno, no es preciso tratar sobre todos.

1. Ruleta rusa (pp. 11-24, TC)
Albert y Ramon, dos compañeros de trabajo, suelen inventar historias disparatadas con las que entretener las horas más aburridas. Pero cuando se menciona el adulterio de Elena, el propio Albert empieza a sospechar que no todo es inventado y da pie a toda una serie de malentendidos.

2. La conciencia, visitadora social (pp. 25-29, CVO)
La conciencia del asesino Depa Carel·li intenta convencerlo, en vano, de que no cumpla su misión.

3. La rebelión de la azotea (pp. 30-41, CVO)
En un edificio de vecinos, los que habitan la azotea se rebelan y acaban entrando en guerra con los de los pisos inferiores. Unos controlan el agua y otros la comida. El cuento entero es una parodia de los relatos de luchas épicas.

4. El principio de la sabiduría (pp. 42-60, CVO)
En el jardín de un millonario aparece una mano cortada. El dueño de la casa pone un anuncio poco detallado y acuden personas distintas a recobrar de todo: el tornillito de vanadio del gramófono, la honestidad de una muchacha, el honor de un ladrón, la memoria de un fontanero... Un quiromántico resuelve el enigma y lo invita a visitar al sabio filósofo Feliu de l'Espatlleta, que así quería demostrar que un sabio puede prescindir de cosas que a los demás preocuparían horrores.

5. Lo imprevisto en la casa número 10 (61-67, PA)
En la casa número 10 se ha instalado lo imprevisto, y van ocurriendo desgracias, una detrás de otra, hasta que el edificio se viene abajo. Es el cuento más antiguo de la antología, y quizá el más lineal, el menos sorprendente.

6. Cosas de la Providencia (pp. 68-78, CVO)
Al volver a casa, el protagonista se encuentra que en su casa viven otras personas, que solo le dejan entrar convencidos de que es una estrategia para ligar con la hija. El nuevo señor de la casa, Ernest de la Ferreria, cuenta que a él le pasó algo parecido: obedeciendo a un impulso, compró una barra de hielo y la fue a llevar a una dirección que lo obsesionaba.

7. El árbol doméstico (pp. 79-80, CVO)
Cuento brevísimo, en el que se narra que al protagonista le creció un árbol en mitad de la casa. Se disponía a dar parte, pero la policía lo convenció de que era mejor callar. Aunque estuvo a punto de aceptar un soborno a cambio del silencio, cuando supo que era cuestión nacional aceptó callar por mero patriotismo.

8. Hecho de armas (pp. 81-82, CVO)
Haciendo la guerra, el protagonista se encuentra, aislado del combate principal, con un enemigo. Echan a suertes quién de los dos pierde y, así, el protagonista puede llevarse al otro prisionero, y aun aspirar a quedarse con su bicicleta.

9. La Hedera Helix (pp. 83-85, CVO)
Quizá sea este uno de los cuentos más famosos de Calders. Para complacer a una amiga, el protagonista compra una hiedra de crecimiento extrarrápido (tal que no se venden sin antes aceptar la responsabilidad por escrito). La hiedra lo devora y lo deja plantado en el suelo. Cuando llega la amiga, sonríe y le pide que baje del árbol, que ya no tiene edad para esas cosas.

10. Noche de paz (pp. 86-91, CVO)
Una familia recibe la visita de un Papá Noel inesperado, porque "en esta casa celebramos los Reyes". Hay discusión, nervios, chantaje emocional y una breve conciliación frustrada. Todo el cuento rezuma humor. Al final, cuando el niño pide a gritos la escopeta que le iba a regalar Papá Noel, "Isabel le pegó y reanudamos después la placidez navideña".

11. El sistema Robert Hein (pp. 92-100, GAV)
Robert Hein había publicado un sistema para hacerse rico que le funciona de perlas al compañero de piso del protagonista. Este pasa del sentimiento de superioridad y la burla a buscar de forma desesperada ese volumen. Pero no hay modo. Al final, por lo menos, da con el Método para encontrar la felicidad en la pobreza y acaba celebrando felizmente el advenimiento de su primer piojo.

12. Mañana, a las tres de la madrugada (pp. 101-111, GAV)
Contra los deseos de su familia (como la mujer, Trinitat, y su primo, el narrador), el visionario Octavi organiza un viaje tripulado a la Luna. "En los momentos eufóricos, cuando logro apartar los pensamientos lúgubres, creo que Octavi puede haber triunfado ... Y eso, dígase lo que se quiera, es historia".

13. Las paredes y las barbas (pp. 112-124, GAV)
Un cuento magistral de Calders, dirigido con gran pericia.
El narrador se deja convencer por un desconocido, el señor Alfeu, de que el futuro pasa por la exploración arqueológica de casa de los vecinos. En realidad, es un robo calculado, que deja al narrador comprometido y detenido, en el curso de un interrogatorio. "Las demás cosas se las llevó el señor Alfeu como recuerdo. Y la caja de música, que al principio me hizo mucha ilusión, si se pone usted así no me interesa. ¡Ya se la regalo!"

14. La "Nemours 88" (pp. 125-137, TC)
En la compañía de seguros en la que trabaja el narrador acaban de instalar la computadora "Nemours 88". El narrador pide un aumento de sueldo y la máquina calcula que en realidad cobra de más; cuando, por culpa de una bravata que al final le obliga, el empleado hace pasar la misma prueba al director, este lo deja que se engañe hasta ofrecerle horas extras a menor precio que el año anterior. "Elisenda me aterrorizaba: cada vez que probaba el gusto metálico de las horas extras, se me acababa la ilusión de las dulces y queridas horas ordinarias".

15. El día del juicio (pp. 138-149, TC)
Relato casi esperpéntico, en el que el acusado pide clemencia y el juez y el fiscal acaban acusados de asesinato, por haber matado al defensor, en el momento del último deseo del preso: morir estrangulado.

16. El testamento de "La hiena" (pp- 150-153, IS)
Un asesino a sueldo cae en la trampa del funcionario al que debía asesinar -"cuando se quiere matar a alguien, conviene conocer su carácter y sus recursos antes de liarse. ¡Ojalá yo lo hubiera tenido en cuenta!" y, en la cárcel, medita pasar su alias "a quien pueda hacer buen uso de él ... fuera aún puede servir".

17. Cero a Malthus (pp. 154-174, IS)
Relato situado en un futuro imaginario, en el que se ha inventado la píldora de la vida perpetua, pero nada que evite el envejecimiento, y, salvo alguna excepción, todos los ciudadanos reciben una eutanasia al cumplir los 75. Pero el tío Valentí no está conforme y lucha hasta el final. Pero, como dice Montse, hay una pregunta sin resolver: "¿Qué hacen con los cuerpos?". El cuento termina con la broma de si hacen mojama con ellos.

18. La rebelión de los objetos (pp. 175-179, IS)
Progresivamente, todos los objetos del mundo se rebelan. Los seres humanos, en ese caso, "se dedicaron de lleno a propagarse sin mayores escrúpulos, de una manera silvestre y despreocupada. Y, a fin de cuentas, descubrieron que sin necesidad de tanta maquinaria, eso también les distraía y divertía a más no poder". La crónica escrita de la historia termina con la rebeldía de la última máquina de escribir.

19. El mejor amigo (pp. 180-186, IS)
Atestado del encuentro de un buscador de setas y un alienígena malcarado. Hay un hecho que se considera crucial para tomarse tantas molestias: "Ahora sé que los perros los asustan. ¡Estoy convencido de que esto es la causa de que no bajen con más frecuencia!".

20. Reportaje del esbozo de la muerte (pp. 187-198, GAV)
Cansado de su vida cotidiana, Tomàs Duc se convierte, sin aviso previo y sin marcha atrás, en Zigonni Balcatrena. La mujer, Anna, no lo acepta y la convivencia acaba convertida "en una guerra".

21. Reportaje del monumento de Sonilles (pp. 199-209, GAV)
Por una avería del camión que cubría la ruta con otro pueblo, el narrador acaba en Sonilles, un pueblo bonito y, sobre todo, con una estatua habitada. Los diálogos juegan con el absurdo y sirven para no contar nunca al lector el porqué de ese comportamiento. Incluso el razonable inventor de Seroles afirma que lo esencial es que el monumento es "una auténtica obra de arte". "A partir de entonces -dice el narrador- he cultivado un espíritu analítico que me evita equivocarme con mucha mayor frecuencia".

22. Nosotros dos (pp. 210-218, IS)
Relación tensa de un hombre consigo mismo: "Quisiera escapar de una manera clara, una evaporación, sin necesidad de moverme demasiado, pero efectiva". La realidad es más compleja de lo que puede parecer a ojos de los demás: "Hay veces que los conocidos me preguntan si no me aburro, refiriéndose a la vida solitaria que llevo. No saben ni sospechan nada. Porque de domingos como este que estoy pasando, cargados de aventuras y de misterio, mi vida está llena".

23. El desierto (pp. 219-224, CVO)
Espol aparece "con la mano derecha vendada, mostrando el puño cerrado debajo de la gasa". Ha atrapado la vida en un momento en el que, por un infarto, le huía ya por la boca. Lo explica a los amigos y familiares, y siente deseos distintos, de conservarla o soltarla, hasta que, distraído, devuelve el saludo a una trapecista rubia. "Un copo de color ámbar se escapa y él, sobresaltado, intenta cogerlo, pero no lo consigue. Se desmorona poco a poco, con la angustia inefable de haber dejado abierta la llave del gas".

24. La llave de hierro (pp. 225-237, CVO)
Detrás de los enigmas no siempre hay lo que parece. El Diario de Elena C. promete ser muy emocionante, pero es una farsa, que responde a un acuerdo de divorcio entre un timador y la que se ha casado con él exclusivamente por el enigma. Sin embargo, cuando todo queda establecido así, se cuenta que "al acercarse [al armario], [el marido] pisó un charco de sangre. Por la rendija inferior del batiente de la puerta, caían lentamente las gotas y la mancha en el suelo crecía. Pero él no lo descubrió ... se afirmó en la intención de frecuentar el club con la asiduidad de antes. Pero estaba escrito que no lo visitaría nuna más". El cuento termina, justamente, con un enigma del que no se nos dan las claves.

25. La espiral (pp. 238-252, TC)
"Un laborioso y paciente proceso de síntesis llevó a la civilización occidental al máximo esplendor: apretando un botón, se podía destruir completamente la Tierra". Pero ¿quién controlará el botón? A su pesar, se nombra al doctor Robins, el científico responsable del invento. Para que él no pierda el control, se nombra a un coronel que lo vigile. Y luego a un diputado que vigile al coronel. Y así, en espiral, crece un segundo planeta de vigilantes y controladores: "todo el mundo estaba vigilante". La gente pasa incluso a vigilarse a sí misma, con una "espiral interior": "cada individuo tenía en el centro de su línea curva indefinida un botón colorado, simbólico, pero con una oculta fuerza suicida". Sin embargo, nadie era feliz, aun cuando "nunca como entonces había habido tantos motivos para hacer el panegírico del progreso". "Uno tras otro ... todos los vigilantes tuvieron la idea de defenderse de las personas que, a su vez les vigilaban". Como la estrategia más común es la trillada de esconder un arma en un pan o un pastel, "la harina llegó a escasear". Cuando el doctor Robins se siente próximo a morir, dispara su arma. Como en cadena, todo el mundo dispara contra su vigilante y "sucesivamente, toda la espiral ardió como una pajuela". Virtuosa y admirable manera de desaparecer, que contrasta con el pataleo y vociferio de otras civilizaciones de nuestro universo.
Es un cuento próximo a 1984 y la idea del Gran Hermano, el ojo que todo lo vigila, aparte de jugar con la tensión característica de la Guerra Fría.

26. El batallón perdido (pp. 253-263, GAV)
Un grupo de personas, del que al principio se nos dice poco, está contando historias bélicas. Un narrador toma la palabra y describe su estancia en el "campo de clasificación", en el que, aunque no se acaba de saber con seguridad, parece que se distingue entre los diversos perdedores de las guerras.

27. La Virgen de las Vias (pp. 264-287, GAV)

28. Cuentos breves (pp. 288-292, IS)
Cuentos de muy pocas líneas, como los que hicieron famoso al escritor guatemalteco Augusto Monterroso.

Clave:
PA: Primer arlequín, 1936
CVO: Crónicas de la verdad oculta, publ. 1955
GAV: Gente del alto valle, publ. 1957
TC: Todos los cuentos, publ. 1973
IS: Invasión sutil, publ. 1978

martes, 15 de enero de 2008

Algunos "cuentos breves", de Pere Calders

Tomados del libro que estamos leyendo ahora, Ruleta rusa y otros cuentos, en Anagrama, trad. Joaquín Jordá (hay reedición de bolsillo en 2008).



NOTA BIOGRÁFICA

Me llamo Pere y dos apellidos más. Nací anteayer y ya estamos en pasado mañana. Ahora solo pienso en cómo pasaré el fin de semana.


CUESTIONES DE TRÁMITE

Le dijeron al reo que tenía el derecho de una última voluntad, pero él contestó que pasaba, porque no se pondrían de acuerdo.


PASOS CONTADOS

Desde la curva, pregunté dónde comenzaba aquel camino y unos cazadores me explicaron que exactamente allí donde se recortaba la silueta del sauce encima del horizonte. Caminé hasta desollarme los pies y, al llegar al sauce, un hombre clavado en el suelo me dijo que aquello no era ningún comienzo, sino uno de los finales. Al descubrir mi mirada de estupor —y quién sabe si de espanto—, el hombre clavado en el suelo me recomendó que no hiciera aspavientos y que me buscara un agujero protegido y a mi medida antes de que se pusiera el sol. "Luego —añadió— todo son prisas."


OBCECACIÓN

Entre ir al cielo o quedarse en casa, prefirió lo último, pese al poder de la propaganda contraria, y del hecho de que en su casa había goteras y muchas y muy variadas privaciones.


EL EXPRESO

Nadie quería decirle a qué hora pasaría el tren. Le veían tan cargados de maletas, que les daba pena explicarle que allí no había habido nunca ni vías ni estación.


NUNCA SE SABE

De las cuatro ruedas del coche, había una que giraba al revés. Pero era la buena, porque intentaba alejarnos de una curva que nos destrozó a todos.


VENIMOS DEL POLVO

Excavaron enfrente de su casa. No querían decirle si hacían una piscina o la base de una glorieta. "Se trata de una sorpresa", respondían a cada una de sus preguntas. Y lo fue, porque cuando completaron las medidas le dieron aquello que se llama cristiana sepultura.


EL ESPEJO DEL ALMA

No nos habíamos visto nunca, en ningún sitio, en ninguna ocasión, pero se parecía tanto a un vecino mío que me saludó cordialmente: él también se había confundido.
.

Pere Calders: Ruleta rusa y otros cuentos

Pere Calders (Barcelona, 1912-1994) ha sido uno de los escritores más destacados de la literatura española del siglo XX, con especialización en un género considerado con frecuencia el más difícil de todos: el cuento. Vamos a leer una antología que preparó él mismo para la editorial Anagrama: Ruleta rusa y otros cuentos. Incluye textos de todas sus etapas, en traducción de Joaquín Jordá.

Calders
vivió la difícil época de la posguerra, sobre todo, en el exilio de México. Entre ese factor y el hecho de escribir en catalán, el reconocimiento le llegó muy tarde: no fue hasta 1978, con la representación de Antaviana, del grupo de teatro Dagoll Dagom, con música de Jaume Sisa, y la publicación de su libro más famoso: Invasió subtil i altres contes (Invasión sutil y otros cuentos).

Literariamente, Calders se caracteriza por el uso del humor y el absurdo, y por introducir la magia y lo increíble en la realidad cotidiana. Principalmente, se lo ha integrado dentro del llamado "realismo mágico", aunque en su caso, la influencia no procede del boom latinoamericano de García Márquez y compañía, puesto que su educación literaria, y en buena parte su obra, es anterior. Quim Monzó
—probablemente, el heredero más directo de Calders, en algunos aspectos, y el mejor cuentista catalán vivo— ha escrito, a este respecto: "Leí a Calders después de haberme hinchado de leer a autores sudamericanos y norteamericanos, cuando pensaba que aquí no se hacía nada parecido, porque los escritores seguían la norma de la época: un realismo estricto y casi obligatorio. Me habría gustado descubrirlos [a Calders y a Francesc Trabal] cuando era más joven, cuando era una persona tierna, en período de formación."

Un ejemplo breve y muy claro es "La Hedera Helix", cuento en el que el narrador, al adquirir una hiedra que "la ley impide vender ... sin que el cliente acepte la plena responsabilidad de la compra", termina casi devorado por la trepadora. El final marca muy clara la mezcla de humor y absurdo:

[Mi amiga] vio la inusitada capa de verde y me identificó por la corbata (que sobresalía de la planta). Se me acercó, me amenazó amorosamente con una mano y, valiéndose de aquella voz dulce que tanto me enamoraba, dijo:
¡Baja del árbol, grandullón! ¿No ves que ya no tienes edad para estas cosas?

Calders es heredero de las vanguardias, aunque formalmente, no sea un autor rupturista. En la literatura castellana, sería próximo al humor de preguerra, como el de un Ramón Gómez de la Serna o un Enrique Jardiel Poncela. Utiliza mucho la ironía, que en literatura se define como el recurso de decir lo contrario que se quiere dar a entender. Por eso, en el principio del "Reportaje del monumento de Sonilles", afirma:

Me produce cierto malestar presentarme insistentemente como protagonista de historias inverosímiles. Pese a lo cual confío en conferir a mis confesiones un tono de sinceridad tan grande que la gente se vea obligada a creerme razonablemente verídico.

Técnicamente, Calders destaca por el uso del lenguaje y del punto de vista. ¿Desde dónde se ven las cosas? En sus cuentos hay muchos juegos de perspectiva. Según ha escrito Jaume Aulet: "Entre el lenguaje y el tratamiento del punto de vista narrativo [se nos dan] las pautas para que, una vez se han aceptado las premisas de esta nueva realidad
—y el lector, por tanto, ha entrado en el juego— se logra una verosimilitud interna que, como es lógico, es solo ficticia".

Adolfo Torrecilla ha escrito para Aceprensa una reseña de la reedición de este libro. Vale la pena entresacar unos párrafos:

"En estos relatos, Calders pone en práctica un sentido del humor que sorprende a los lectores por estar asentado en la realidad más inmediata. Como si tal cosa, sin transición, introduce el elemento insólito, que transforma la realidad de manera disparatada. Poco a poco, lo inmediato empieza a distorsionarse y Calders da forma a otra realidad, donde todo es posible. ... En este libro hay numerosos relatos en los que se aprecia cómo Calders disfruta desarmando los mecanismos convencionales, las situaciones tópicas, las lógicas apariencias. Y lleva a cabo su propósito de desmontar la realidad no con personajes excepcionales sino con seres mediocres, rutinarios, indecisos, que aceptan, resignadamente, la irrupción del elemento incomprensible e ilógico. El resultado, sin ponerse trascendente, es el enfrentamiento del hombre con el absurdo.
Para conseguir con acierto esta integración de lo cotidiano y lo fantástico lo suyo es un peculiar realismo mágico sin la irrupción de lo maravilloso se necesita un estilo sereno, razonado, funcional. Y todo ello, con un sentido del humor tierno, irónico y muy poco habitual."

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