viernes, 16 de abril de 2010

La bodega, de Noah Gordon


Después de las risas que nos causó Darío Fo con sus disparates teatrales, vamos ahora con una novela histórica, La bodega, de Noah Gordon. Ambientada entre 1870 y 1876, tiempo de revolución en el siglo XIX español, con guerras carlistas, el asesinato de Prim o el breve acceso al trono de Amadeo de Saboya, se centra en una figura humilde y trabajadora, Josep, viñero —y más adelante, vinatero— del ficticio pueblo de Santa Eulàlia, en el Penedès, es ante todo una novela de crecimiento personal, casi una bildungsroman.

Josep es el segundo en un sistema familiar que lo cede todo al primogénito (en este caso, su hermano Donat). Las viñas heredadas no poseen gran valor, pues el descuido con que se las trata apenas da para un vinagre de segunda. Donat las venderá a su hermano —en condiciones bastante duras, por sugerencia de su esposa, Rosa— y marchará a trabajar a una fábrica textil. En ese punto, Josep ya ha aprendido a cuidar mejor las tierras, tras varios años pasados en Francia, donde ha tenido que huir cuando cierto Peña, que se presentaba como sargento carlista, les dio una supuesta instrucción militar que en realidad se aprovechó para matar a Prim. Acto seguido, Peña fue dando muerte a todos los implicados; Josep y un amigo lo vieron a tiempo y lograron huir, aunque la amenaza queda ahí y habrá que solventarla antes de que termine la novela.

Las cuestiones amorosas (románticas, incluso) tienen su peso. Josep confiaba en volver al lado de Teresa, pero su larga ausencia provoca que ella se case con otro. ¿Él, que la quería, la ha abandonado? ¿La habrá hundido en la miseria? ¿Acabará como la prostituta local, Renata, enferma del chancro y en manos de un proxeneta sin escrúpulos? Al regresar al pueblo conocerá mejor a Marimar, mujer seca y valiente, que debe ocuparse de un hijo cojo en soledad (por la muerte, tras el atentado, de otro de los habitantes locales, y el maltrato de los hombres que ha conocido con posterioridad). Paso a paso, Marimar va desmontando la muralla que la separa de Josep y cualquier otro, mientras Josep, a su vez, aprender a quererla. Otro caso famoso en el pueblo es el de Quim Torras, viñero descuidado y pareja del sacerdote local, hasta que la malquerencia del alcalde castiga a este a otro destino. Quim le venderá las tierras a Josep y, no sin mucho esfuerzo de este, lo pondrá en camino de fundar su propia bodega.

Como en toda novela histórica, se presta atención a una ambientación local con rasgos curiosos para quien no esté al cabo de ellos; aquí, además de las técnicas de cultivo y cuidado del vino, el mundo de los castellers, las torres humanas colectivas de tradición catalana.

En los foros literarios de la red, la acogida de la novela parece ser algo tibia, al menos en comparación con El médico. En nuestro club la leemos por recomendación de los miembros del grupo, en cualquier caso, varios de los cuales la recomiendan con entusiasmo. Gracias a la biblioteca de Burguillos por prestarnos amablemente sus ejemplares.

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