martes, 15 de enero de 2008

Algunos "cuentos breves", de Pere Calders

Tomados del libro que estamos leyendo ahora, Ruleta rusa y otros cuentos, en Anagrama, trad. Joaquín Jordá (hay reedición de bolsillo en 2008).



NOTA BIOGRÁFICA

Me llamo Pere y dos apellidos más. Nací anteayer y ya estamos en pasado mañana. Ahora solo pienso en cómo pasaré el fin de semana.


CUESTIONES DE TRÁMITE

Le dijeron al reo que tenía el derecho de una última voluntad, pero él contestó que pasaba, porque no se pondrían de acuerdo.


PASOS CONTADOS

Desde la curva, pregunté dónde comenzaba aquel camino y unos cazadores me explicaron que exactamente allí donde se recortaba la silueta del sauce encima del horizonte. Caminé hasta desollarme los pies y, al llegar al sauce, un hombre clavado en el suelo me dijo que aquello no era ningún comienzo, sino uno de los finales. Al descubrir mi mirada de estupor —y quién sabe si de espanto—, el hombre clavado en el suelo me recomendó que no hiciera aspavientos y que me buscara un agujero protegido y a mi medida antes de que se pusiera el sol. "Luego —añadió— todo son prisas."


OBCECACIÓN

Entre ir al cielo o quedarse en casa, prefirió lo último, pese al poder de la propaganda contraria, y del hecho de que en su casa había goteras y muchas y muy variadas privaciones.


EL EXPRESO

Nadie quería decirle a qué hora pasaría el tren. Le veían tan cargados de maletas, que les daba pena explicarle que allí no había habido nunca ni vías ni estación.


NUNCA SE SABE

De las cuatro ruedas del coche, había una que giraba al revés. Pero era la buena, porque intentaba alejarnos de una curva que nos destrozó a todos.


VENIMOS DEL POLVO

Excavaron enfrente de su casa. No querían decirle si hacían una piscina o la base de una glorieta. "Se trata de una sorpresa", respondían a cada una de sus preguntas. Y lo fue, porque cuando completaron las medidas le dieron aquello que se llama cristiana sepultura.


EL ESPEJO DEL ALMA

No nos habíamos visto nunca, en ningún sitio, en ninguna ocasión, pero se parecía tanto a un vecino mío que me saludó cordialmente: él también se había confundido.
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