sábado, 19 de abril de 2008

Éxito y calidad: una lectura maliciosa de Arcadi Espada

El periodista Arcadi Espada se ha ensañado a gusto con la segunda parte de La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón. Más allá de la típica pose del intelectual sobrado que desprecia la cultura de masas, interesa leer su nota porque cita ejemplos concretos y los comenta (algo que es menos frecuente: por lo general, el desprecio no se razona ni ejemplifica con detalle). Eso nos lleva a preguntas curiosas: ¿Puede ser bueno un libro mal escrito, como mínimo, en determinados pasajes? Porque La sombra del viento ha funcionado muy bien con muchos lectores. ¿Un libro que gusta tanto, puede de verdad ser malo? Dejo las preguntas abiertas, ya hablaremos de ellas.

Solo añado mi recomendación personal: muchos de los elementos de La sombra... vienen de La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza, libro que, a poder ser, leeremos más adelante.

La nota de Espada:

El Magazine del periódico publica un adelanto de la nueva novela de Ruiz Zafón. Este escritor es un caso serio: al parecer vendió diez millones de ejemplares de su anterior obra, La sombra del viento. Diez millones por 14,5 euros son 145 millones de euros. Es mucho movimiento.
Desconozco las razones del éxito de Ruiz Zafón. Supongo que tendrán que ver con la escritura, aunque no sé bien en qué sentido. He leído la presentación que hace en el periódico de su próxima novela y su prosa es muy escolar, aunque vete a saber tú cómo está ahora la escuela. Respecto a la escritura, sin embargo, mucho más interesante y significativo es el fragmento de la nueva novela que publica el Magazine:

"Una madrugada desperté de golpe sacudido por mi padre, que volvía de trabajar antes de tiempo. Tenía los ojos inyectados en sangre y el aliento le olía a aguardiente. Le miré aterrorizado y el palpó con los dedos la bombilla desnuda que colgaba de un cable.
--Está caliente.
Me clavó los ojos y lanzó la bombilla con rabia contra la pared. Estalló en mil pedazos de cristal que me cayeron en la cara pero no me atreví a apartarlos."
Etcétera. Es realmente malo. Pésimo. Siete líneas. Palpó con los dedos, declara. Las bombillas son de cristal, descubre. "Mil pedazos". "Clavó los ojos". "Inyectados en sangre". Y estos poderes del muchacho que en una habitación a oscuras ve en los ojos de su padre hasta las venillas. La cuestión principal no es que Ruiz Zafón sea un hórrido escritor. En los negocios esto no es importante. La cuestión principal atañe a sus editores: que después de haberse embolsado alrededor de 70 millones de euros con su primer libro no le hayan comprado al pobre Ruiz Zafón un equipo de correctores o al menos un programa informático de nivel medio. La dejadez editorial (que lo hayan abandonado con sus innumerables anacolutos y sus gozosos problemas de raccord) es lo realmente sorprendente. A menos que la dejadez no sea causa, precisamente, del éxito.
Buenos días.


Nota: El anacoluto es un defecto de estilo, por el que una frase queda mal construida. Por ejemplo, como decimos a veces, al hablar: "Yo me gusta el chocolate".

1 comentario:

Darabuc dijo...

Añado que en El blog del futuro del libro hay una discusión interesante al respecto:
J. A. Millán

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